La conferencia matutina terminó en caos este lunes, cuando un grupo de vecinos de la colonia Bravo irrumpió en el recinto para reclamar directamente la autorización otorgada a Ferromex para construir una barda perimetral alrededor de sus patios fiscales. Los inconformes, visiblemente molestos, advirtieron que la obra podría agravar las inundaciones que cada temporada de lluvias afectan a la zona y pusieron en evidencia la falta de sensibilidad del gobierno municipal.
Entre gritos, pancartas y reclamos, los colonos recordaron que durante al menos cuatro administraciones anteriores el proyecto había sido rechazado precisamente por los riesgos que implicaba. “Nosotros vivimos aquí, sabemos lo que pasa cuando llueve. Si cierran más el paso del agua, nuestras casas se van a llenar”, denunció una de las vecinas frente al alcalde, mientras el equipo de comunicación intentaba contener la situación.
La tensión subió cuando los habitantes acusaron a Rodríguez de actuar con favoritismo hacia la empresa ferroviaria, señalando que los políticos solo aparecen en campaña y después se olvidan de los compromisos con la gente. Algunos exigieron incluso la revocación del permiso y la intervención de Protección Civil para evaluar el impacto real del muro.
Aunque el alcalde intentó calmar los ánimos prometiendo una “mesa de diálogo” con representantes de Ferromex y vecinos de la colonia, la reunión dejó un mensaje claro: la ciudadanía ya no confía en las decisiones que se toman a puerta cerrada. Para muchos, el permiso otorgado a la empresa no solo representa un riesgo ambiental, sino también un símbolo del distanciamiento entre el Ayuntamiento y la gente que gobierna.
