
Se come la crisis a otro restaurante en Piedras Negras
Redacción | Piedras Negras, Coah.– La frontera enfrenta una etapa de desaceleración económica que ha puesto en jaque al comercio local. En Piedras Negras, los negocios padecen la falta de visitantes, la caída del consumo y la escasa circulación del dinero, factores que se agravan por la falta de estrategias efectivas del Ayuntamiento para reactivar el turismo y la economía local.
En los últimos meses, el flujo de clientes provenientes de Eagle Pass, Texas —uno de los principales motores comerciales— ha disminuido considerablemente. Comerciantes del Mercado Zaragoza y del primer cuadro de la ciudad reportan ventas bajas y menos presencia de consumidores, tanto locales como extranjeros.
El impacto ha sido evidente en todos los giros, desde tiendas de ropa y servicios hasta restaurantes. En este contexto, negocios como el restaurante Las Brasas, que durante algunos meses fue referencia gastronómica en la ciudad, atraviesan un periodo difícil y se han visto obligados a unirse con otros establecimientos para sobrevivir. Aunque esta fusión busca mantener la operación, para muchos simboliza el reflejo de la crisis que afecta al comercio en la frontera.
De acuerdo con cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el número de patrones registrados en Piedras Negras se redujo de 2 068 a 2 016 en lo que va del año, lo que indica que más negocios han cerrado de los que se han abierto. Además, se estima que la pérdida de empleos ha generado una merma de alrededor de 15 millones de pesos mensuales en circulación económica, afectando directamente a pequeños empresarios y trabajadores locales.
Mientras tanto, las acciones del gobierno municipal parecen insuficientes para enfrentar esta situación. A pesar de la promoción de programas como el “turismo médico”, comerciantes aseguran que no ha habido un verdadero impulso a la atracción de visitantes ni eventos que resulten atractivos para los habitantes del sur de Texas o para los propios coahuilenses.
La falta de inversión pública en promoción, infraestructura turística y apoyo a los microempresarios ha profundizado la sensación de abandono en el sector. Para muchos locatarios, Piedras Negras ha perdido su atractivo como destino comercial y recreativo, en contraste con años anteriores cuando el flujo de estadounidenses sostenía buena parte de la economía local.
Hoy, el comercio fronterizo enfrenta un reto histórico; sobrevivir sin el respaldo del turismo y sin una estrategia clara del municipio que permita reactivar el consumo y la confianza. Los empresarios locales coinciden en que la frontera necesita más que discursos y festivales aislados: requiere una política económica real que devuelva vida al corazón comercial de Piedras Negras.



