Saltillo, una ciudad tradicionalmente considerada tranquila, enfrenta una inquietante denuncia que pone en entredicho la paz social y espiritual de su comunidad: la supuesta operación de una secta satánica activa, con un número importante de adeptos que realizan rituales extremos, así lo afirmó el sacerdote Eliamar Vega, responsable de la Pastoral de la Vida de la Diócesis de Saltillo.
El padre Vega aseguró haber brindado apoyo espiritual a personas severamente afectadas por participar en estos cultos, destacando casos de profundo tormento psicológico y crisis de conciencia. “Lo que hice no está bien”, es una frase recurrente entre quienes buscan ayuda tras involucrarse en estas prácticas, según el religioso. Dos de estos casos, particularmente delicados, han sido acompañados por él personalmente.
El sacerdote hizo hincapié en que toda práctica asociada a la superstición, ya sea magia blanca o negra, representa una vía abierta para lo que denomina “acción extraordinaria del maligno”, lo que representa una seria amenaza para el bienestar emocional, espiritual y comunitario de los ciudadanos. Alertó que estos cultos han crecido en las últimas décadas e incluso, según testimonios que ha recibido, incluyen sacrificios de animales como parte de sus rituales.
Además, hizo una distinción en torno a otras expresiones religiosas que considera igualmente peligrosas, como la santería. Aunque reconoció que no se trata de magia per se, la calificó como una forma de ocultismo grave por rendir culto a espíritus ancestrales africanos “disfrazados de santos”.
Con esta denuncia, el padre Eliamar Vega busca poner en alerta a la sociedad saltillense, señalando que este tipo de prácticas pueden estar más cerca de lo que se cree, y que es fundamental no minimizar los riesgos que implican tanto para quienes participan en ellas como para el entorno en general.
