Riesgo latente por cruce de más de 300 pipas de gas al día en Piedras Negras
La aduana de esta frontera se ha convertido en un punto de alto riesgo por el constante cruce de pipas cargadas con gas LP y los interminables convoyes de tren con carro tanques que transportan miles de litros de este combustible. Según estimaciones, diariamente más de 300 pipas atraviesan hacia Estados Unidos por el puente internacional, mientras que decenas de vagones ferroviarios cargados con gas pasan por la zona urbana de la ciudad.
El reciente flamazo en la Ciudad de México, provocado por la fuga de gas de una sola pipa accidentada en el complejo vial de La Concordia, dejó un saldo de ocho personas muertas y 86 heridas. Ese hecho recordó la fragilidad de la seguridad ante este tipo de traslados y dimensiona la magnitud del riesgo en Piedras Negras, donde la exposición es mayor por la frecuencia del cruce y la cercanía con zonas habitacionales.
La diferencia es alarmante: lo que en la capital del país fue un accidente con una sola unidad, en esta frontera se multiplica por cientos cada día, sin que existan protocolos públicos claros para garantizar la seguridad de la población en caso de un incidente. A ello se suma el tránsito del ferrocarril, que traslada miles de litros de gas LP en su ruta diaria, pasando por colonias y vialidades de alta circulación.
La aduana de Piedras Negras representa un motor económico, pero al mismo tiempo es un punto vulnerable si no se refuerzan los controles de seguridad y la prevención de accidentes. La tragedia de Iztapalapa debería servir como advertencia: en esta frontera, una sola chispa podría desencadenar un desastre de dimensiones mayores.
Aún más crítico resulta que en Nava se concentra uno de los principales importadores de gas LP del país, con tanques de almacenamiento que superan los dos millones de litros. Una combinación explosiva que, de no atenderse con medidas estrictas de seguridad, coloca a toda la región en la antesala de una catástrofe de enormes proporciones.
