
Reglamentos y millones mientras los verdaderos problemas sociales siguen sin atenderse
Mientras el Ayuntamiento de Piedras Negras presume ajustes “históricos” al reglamento del asilo de ancianos Tu Nueva Historia, la realidad social golpea con más fuerza que cualquier documento redactado en papel membretado. Esta semana, la Comisión de Gobernación y Reglamentación, presidida por el Primer Regidor Ricardo Múzquiz Rodríguez, organizó una reunión para revisar el reglamento interno del asilo, supuestamente con el objetivo de fortalecer la atención a los adultos mayores.
Sonia Anel Pérez, directora del DIF Municipal, fue la encargada de presentar el reglamento actualizado, al que se le hicieron “ajustes” para mejorar el funcionamiento del asilo. Sin embargo, nadie explicó cuáles son exactamente esos cambios. ¿Dónde está el reglamento de operación? ¿Cuáles son las nuevas normas? ¿Se trata de cambios reales o solo de formalismos para justificar un gasto que ya ha levantado cejas en la comunidad?
Y es que hablamos de más de 40 millones de pesos para pasar de 25 a 50 adultos mayores atendidos. ¿Ese es el gran logro de esta administración? ¿Duplicar la capacidad de atención sin claridad en resultados, sin transparencia en costos, y sin evidencia real de mejoras sustanciales en el trato y condiciones de vida de los residentes?
Resulta aún más preocupante que, mientras se destinan recursos millonarios a un solo proyecto —que no cuestiona su valor, pero sí su proporción—, el municipio sigue sin ofrecer alternativas para otras problemáticas urgentes: ¿por qué no se ha creado un hogar para mujeres violentadas? ¿Por qué no hay un refugio para adolescentes embarazadas en situación de riesgo? ¿Qué pasa con el orfanato de Villa de Fuente, que está rebasado por los casos de niños recogidos por PRONNIF en medio de una creciente crisis de adicciones, en especial por el consumo de cristal?
El gobierno municipal, encabezado por Jacobo Rodríguez, asegura estar comprometido con los sectores vulnerables. Pero los hechos muestran otra cosa. La prioridad sigue siendo la foto, el boletín y la narrativa de “progreso”, mientras los niños siguen sin protección, las mujeres sin refugio y los millones se van en obras que, por más remodeladas que estén, no representan una solución integral al tejido social cada vez más fracturado.



