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Protestan diputados del PRI con sombreros ‘ensangrentados’ por asesinato de Carlos Manzo

Redacción | Ciudad de México.– Entre sombreros manchados de rojo y veladoras encendidas, el Pleno de la Cámara de Diputados rindió un minuto de silencio en memoria de Carlos Manzo, alcalde de Uruapan, asesinado la noche del pasado sábado. El homenaje, cargado de simbolismo y reclamo, se convirtió en un acto político que evidenció el hartazgo del Congreso ante la violencia que continúa arrebatando vidas en Michoacán.

Los diputados del PRI colocaron sombreros ensangrentados sobre sus curules, mientras que los del PAN encendieron veladoras en señal de luto. Tras un silencio solemne, un legislador de Movimiento Ciudadano rompió la calma con un grito de “¡Viva Carlos Manzo!”, al que la oposición respondió con un enérgico “¡Viva!”, seguido del clamor de “¡Justicia!”.

El mensaje fue claro: los partidos políticos, más allá de sus diferencias, compartieron un mismo reclamo hacia el Gobierno federal y el de Michoacán, por su aparente indiferencia ante la violencia que ha cobrado la vida de decenas de autoridades municipales en los últimos años.

Durante la sesión, el coordinador del PRI, Rubén Moreira, y el vicecoordinador del PAN, Federico Döring, criticaron duramente el llamado “Plan Michoacán” anunciado por la presidenta Claudia Sheinbaum, calificándolo de improvisado e insuficiente para enfrentar la crisis de inseguridad que vive el estado.

Döring fue contundente al señalar que la pacificación de Michoacán no será posible mientras Alfredo Ramírez Bedolla continúe al frente del gobierno estatal. “No puedes convocar a la paz cuando todos creen que ese gobernador es corresponsable del abandono que le costó la vida a Carlos Manzo. Lo mataron los narcos porque lo dejaron solo las autoridades de Michoacán”, expresó.

Por su parte, Moreira subrayó que la estrategia no tendrá éxito si los gobernadores no asumen su responsabilidad y si el Gobierno federal sigue acaparando los recursos que antes se destinaban a municipios y estados. “Los municipios no tienen dinero para enfrentar el crimen, porque todo se lo llevó el Tren Maya”, recriminó.

Ambos legisladores coincidieron en que la renuncia del gobernador Ramírez Bedolla podría representar un primer paso para recuperar la confianza ciudadana y reconstruir el liderazgo que el estado necesita. “Ser gobernador es más que repartir recursos o buscar popularidad; se trata de enfrentar al crimen con decisión y asumir las consecuencias”, añadió Moreira.

Mientras tanto, Michoacán sigue sumido en la violencia, y el asesinato de Carlos Manzo se suma a una larga lista de funcionarios y alcaldes que han sido víctimas del crimen organizado.

El homenaje en San Lázaro no fue solo un acto de condolencia, sino un recordatorio del fracaso de las políticas de seguridad y del abandono institucional que padecen los municipios del país, donde la violencia ya no distingue colores partidistas ni jerarquías políticas, y donde la indiferencia oficial sigue costando vidas.

La Cámara de Diputados también rindió minutos de silencio por las 23 víctimas del incendio en una tienda Waldo’s en Hermosillo, Sonora, y por el fallecimiento de los funcionarios Francisco Rojas y María Elena Sánchez Algarín. Sin embargo, fue el nombre de Carlos Manzo el que resonó con más fuerza, como símbolo de una tragedia que, por desgracia, se repite con demasiada frecuencia en el México del 2025.

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