En Nava, los palenques clandestinos con peleas de gallos se han convertido en un problema que crece bajo la mirada permisiva del alcalde Iván Ochoa. Lejos de atender las denuncias de vecinos y los señalamientos sobre la falta de permisos estatales y federales, la administración municipal parece solapar estas actividades que se realizan incluso en espacios propiedad del propio ayuntamiento.
El alcalde de Morena, lejos de asumir la responsabilidad que implica su cargo, ha dejado pasar por alto lo que claramente es una violación a las leyes en materia de espectáculos y protección animal. Resulta evidente que las regulaciones estatales y federales no tienen cabida en su gestión, pues con su aval tácito, estos palenques clandestinos no sólo continúan, sino que se promueven abiertamente en instalaciones municipales.
La permisividad del gobierno de Ochoa no solo pone en entredicho el respeto a la ley, también exhibe un desprecio por las quejas ciudadanas y por el orden público. En lugar de garantizar que el municipio funcione con apego a la legalidad, el alcalde opta por ignorar los riesgos y las consecuencias de avalar prácticas que carecen de todo control y regulación.
La situación en Nava es el reflejo de una administración que se deslinda de su obligación de hacer cumplir la ley y que normaliza actividades que rayan en lo ilegal. Mientras tanto, la comunidad se enfrenta al desorden y a la certeza de que, bajo el mando de Iván Ochoa, las reglas son lo de menos cuando se trata de conveniencias políticas o intereses particulares.
