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Localizan nuevo dinosaurio al sur de Coahuila

En la lista de los hadrosaurios que caminaron sobre la Tierra en el periodo cretácico tardío, es decir hace 72 o 73 millones de años, los especialistas pueden añadir un nuevo género y especie: Tlatolophus galorum, descubierto en Coahuila por paleontólogos mexicanos.

El nombre científico es derivado de la voz náhuatl tlahtolli y la palabra griega lophus, que significan «palabra» y «cresta», respectivamente.

La revista científica arbitrada Cretaceous Research dio a conocer la descripción del dinosaurio el mes pasado.

Determinar que era un género y una especie desconocida, sin embargo, resultó ser tarea de años, indica Felisa Aguilar, quien preside el Consejo de Paleontología del INAH y es una de las autoras del artículo académico.

Todo inició en el 2012, en la Formación Cerro del Pueblo, en General Cepeda, al sureste de Coahuila.

«Recibimos notificación del hallazgo de un sitio que requería que tomáramos medidas para evitar pérdidas. Estábamos hablando de una serie de vértebras que estaban semiarticuladas, y que resultaron ser la cola (del dinosaurio)», cuenta la investigadora.

«Después de una valoración con asesoría del personal del Instituto de Geología de la UNAM, establecimos un proyecto de recuperación que ejecutamos en 2013. Lo que tuvimos enfrente eran, más o menos, cinco metros de esta cola semiarticulada. Eso en nuestro campo es raro y en México es la cola más completa recuperada».

La medida de dicha extremidad permite estimar la longitud del ejemplar: entre 8 y 10 metros.

La excavación también llevó a recuperar casi el 80 por ciento del cráneo, un tesoro para los investigadores. La información obtenida de esta pieza anatómica, por ejemplo, daba a entender que el colosal dinosaurio poseía una cresta con forma de coma invertida.

Los expertos comenzaron a comparar sus descubrimientos con lo ya estipulado en la literatura paleontológica. Y se llevaron una sorpresa.

«Resulta que, conforme vamos encontrando más datos del cráneo, no corresponde con nada de lo descrito», afirma Aguilar.

«En otras palabras, la cresta no ha sido encontrada en ninguna parte del mundo, y, por lo tanto, podemos proponer no nada más una nueva especie, sino un género nuevo».

¿Cómo eran?
De manera general, los hadrosaurios eran herbívoros. Éste es un punto de partida para conocer al Tlatolophus galorum, apunta Aguilar.

«Caminaban principalmente en sus dos extremidades traseras y por eso están más desarrolladas, pero también podían desplazarse con sus extremidades anteriores, en función de la velocidad a la que quisieran desplazarse.

«El ejemplar recuperado nos indica que tenía una larga cola, en comparación con la de otros hadrosaurios».

En el caso de los hadrosaurios con cresta, continúa, los expertos tienen la hipótesis de que dicha estructura funcionaba como caja de resonancia: emitía vibraciones y sonidos que probablemente posibilitaban la comunicación entre la población y la defensa ante depredadores.

«Pensamos que, dependiendo de las formas de sus crestas, los dinosaurios serían capaces de generar sonidos completamente distintos».

El biólogo Ángel Ramírez, coautor del artículo científico, señala en entrevista para la AFP que el cuerpo de la recién descubierta especie quizá lucía brillantes colores.

«Creemos que estos dinosaurios, al igual que las aves modernas, veían a colores y por lo tanto estas estructuras como la cresta posiblemente tenían colores llamativos», dice.

Siguen las preguntas
El trabajo de los especialistas con el Tlatolophus galorum está lejos de estar terminado, apunta la investigadora Aguilar.

«Una vez que nos dimos cuenta de que teníamos el cráneo, le dimos prioridad porque es uno de los elementos clave para hacer la identificación. Nos queda estudiar los demás restos.

«Pensamos que el ejemplar podría ser el de un adulto, pero nos falta comprobar esta hipótesis.

También, otra pregunta inquietante es por qué lo encontramos así. O sea, que pasó para que los huesos se hayan conservado de esa forma».

Finalmente, dice, los fósiles están contando un relato que abarca millones de años.

«Nos permiten conocer la historia biológica y geológica de lo que hoy es nuestro País. Por eso deben ser estudiados. Por eso aprovecho para hacer un llamado: si algún día encuentras estas evidencias, no las muevas ni las extraigas, mejor reporta al INAH.

«De esta manera vas a contribuir a esclarecer los distintos escenarios que ha tenido nuestro territorio, a recrear las historias de épocas pasadas que ahora nos están dando identidad».

Tierra de fósiles
– Los hadrosaurios son una familia de dinosaurios. También son conocidos como «dinosaurios pico de pato» por su pico amplio y sin dientes, semejante al de estas aves.

– Es conocida la existencia de fósiles de hadrosaurios en Coahuila, por ejemplo, la especie Velafrons coahuilensis.

– No obstante, el Tlatolophus galorum es más parecido a la tribu de los parasaurolofinos, que habitaron en los actuales Nuevo México y Utah (EU), y Alberta (Canadá).

Con información de INAH y Reforma

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