
El alcalde Jacobo Rodríguez sufrió un nuevo revés político al no conseguir los votos suficientes en la sesión de cabildo de este martes para destituir a Lorenzo Menera de la gerencia del SIMAS ni remover al consejo directivo, como había prometido con bombo y platillo apenas un día antes.
Lo que se anunciaba como el golpe de autoridad del edil terminó siendo un episodio más en la larga lista de confrontaciones que mantiene con Menera, y que hoy lo dejaron exhibido frente a su propio cabildo. La falta de mayoría calificada no solo le impidió concretar su amenaza, sino que dejó en claro el desgaste político que arrastra Rodríguez, quien no pudo ni con su oposición ni con el supuesto liderazgo que presume.
Durante horas de discusión, el tema del agua volvió a convertirse en un circo político. El propio alcalde, que hace nueve meses nombró a Menera por un compromiso partidista y no por capacidad técnica, pidió no politizar la discusión, contradiciéndose una vez más. Hoy carga con el lastre de haber puesto al frente de SIMAS a un personaje que no controla y que, con cada choque, lo exhibe como un mandatario incapaz de resolver el problema más sensible de la ciudad: el agua.
La decisión del cabildo dio a Menera, por lo menos, otra quincena al frente de la paramunicipal y lo mantiene operando con el mismo consejo que el propio alcalde ha validado en todo este tiempo. Mientras tanto, SIMAS continúa ofreciendo un servicio deficiente, con obras inconclusas y problemas que se agravan cada día, mientras la ciudadanía observa cómo la pugna entre Rodríguez y Menera se convierte en un pleito personal sin rumbo ni soluciones reales.
Lo ocurrido este martes confirma un panorama desalentador: Piedras Negras seguirá atrapada en un sistema de agua colapsado, con un gerente sostenido por la política y un alcalde debilitado, que volvió a mostrar que no puede con el cargo ni con los problemas que arrastra la ciudad.



