‘SIMAS necesita un plan, yo ya me estoy cansando’: Jacobo da ultimátum a Menera
Por: Kevin Liñan.- Desde que Carlos Jacobo Rodríguez asumió la administración municipal de Piedras Negras y apenas ahora, en su conferencia matutina, reconoció lo que la ciudadanía padece desde hace tiempo: el fracaso de SIMAS bajo la dirección de Lorenzo Menera. Entre reproches y frases improvisadas, el alcalde admitió públicamente que el gerente del Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento no ha dado resultados y que, en sus palabras, “no sabe a qué está jugando”.
En un intento por deslindarse, Rodríguez señaló directamente a Menera y a los regidores que lo respaldan, acusándolos de solapar su falta de trabajo y de comprometer el futuro del organismo. Sin embargo, el fondo del problema no puede reducirse a la ineficacia de un funcionario. El verdadero responsable de esta crisis es el propio alcalde, quien colocó en el cargo a una persona sin experiencia, incapaz de seguir indicaciones y con evidentes carencias para trabajar en equipo.
El propio Jacobo reveló que, en lo que va de su gestión, Lorenzo Menera no ha presentado un plan de trabajo, a pesar de que el sistema arrastra problemas financieros y operativos de gran magnitud. Aun así, lo mantuvo en la gerencia durante ocho meses, tiempo en que la ciudadanía ha padecido fugas constantes, desabasto, cortes de agua y la ausencia de soluciones de fondo.
Resulta contradictorio que el alcalde intente ahora exigir disciplina y resultados a quien nunca estuvo preparado para el cargo, cuando fue él mismo quien decidió imponerlo en esa posición. El reconocimiento tardío no borra el daño ni justifica la omisión: más allá de los regidores, la primera y última responsabilidad recae en quien gobierna y tiene en sus manos la facultad de remover a un funcionario ineficiente.
Si Piedras Negras enfrenta hoy un SIMAS debilitado, sin estrategia y sin dirección, no es por azar. Es consecuencia directa de las decisiones del propio alcalde, que entre discursos y advertencias sigue evadiendo lo esencial: su obligación de gobernar con visión, capacidad y congruencia.
