Cifras a la baja no disimulan la fragilidad de la estrategia de seguridad
Durante la conferencia matutina de este lunes, el alcalde Jacobo Rodríguez, acompañado del comisario de Seguridad Pública, Cruz Eliud Mercado, presentó las estadísticas correspondientes a julio de 2025, destacando que, en comparación con 2024, algunos índices delictivos han mostrado una ligera reducción. Sin embargo, estos números contrastan con la situación que enfrenta la ciudad, donde en los últimos meses Piedras Negras se ha convertido en epicentro de cateos y aseguramientos de droga encabezados principalmente por corporaciones estatales y federales.
Según el informe, los robos pasaron de 192 casos en lo que va del año 2024 a 182 en 2025, mientras que en el conteo mensual de julio la disminución fue mínima, de 27 a 26 casos. En robos a casa habitación, incluso se registró un ligero incremento, pasando de 14 casos en 2024 a 15 en 2025. En el rubro de faltas administrativas, se contabilizaron 1,990 detenciones, de las cuales 1,223 fueron por escándalos en la vía pública.
En materia vial, se reportó un aumento significativo en accidentes, con 244 en lo que va del año, así como 3,774 infracciones y 158 vehículos asegurados en operativos antialcohol. El sábado se mantuvo como el día con más infracciones y decomisos. Además, la Dirección de Tránsito y Vialidad señaló que las principales causas de los percances son no guardar distancia, no respetar altos y conducir sin precaución.
A pesar de que el gobierno municipal intenta mostrar avances, la intervención recurrente de fuerzas externas para ejecutar cateos y decomisos de cristal, metanfetamina y heroína deja en evidencia la limitada capacidad operativa local para enfrentar de manera efectiva el narcotráfico y la violencia que este genera. Piedras Negras sigue siendo punto clave en la ruta de distribución de narcóticos, mientras la estrategia de seguridad municipal carece de acciones propias contundentes que reduzcan la dependencia de apoyos estatales y federales.
Este escenario plantea un contraste evidente: mientras en las cifras oficiales se presume una baja en ciertos delitos, la realidad operativa muestra que el control de la seguridad no está en manos de la policía municipal, sino de instancias superiores que siguen encabezando las acciones más relevantes contra la delincuencia organizada en la región.
