Las inundaciones que azotaron el centro-sur de Texas desde el pasado 4 de julio ya han dejado al menos 109 personas muertas, confirmaron autoridades locales este martes 8 de julio, en medio de una creciente presión pública por la falta de evacuaciones previas al desastre.
El condado más golpeado ha sido Kerr, donde el alguacil Larry Leitha Jr. informó en rueda de prensa que se han recuperado 87 cuerpos, de los cuales 56 son adultos y 30 menores de edad, con una víctima aún sin determinar. Además, 26 cadáveres —19 adultos y 7 niños— permanecen sin identificar.
Uno de los puntos más trágicos fue el campamento cristiano Mystic, donde al menos 27 menores perdieron la vida al ser sorprendidos por la crecida del río Guadalupe. Cinco niñas y una monitora continúan desaparecidas.
A estos números se suman 22 fallecimientos adicionales reportados en otros condados, elevando la cifra total a 109 víctimas, según reportes de medios como Fox News.
Las autoridades locales han sido duramente señaladas por no ordenar evacuaciones a tiempo, pese a las advertencias del Servicio Nacional de Meteorología (NWS), que desde la madrugada del 4 de julio emitió alertas sobre lluvias intensas en los condados de Kerr y Bandera.
Durante su comparecencia ante medios, el alguacil Leitha Jr. evitó pronunciarse sobre posibles fallas institucionales. “No es nuestra prioridad evaluar la respuesta del 4 de julio. Lo urgente es localizar a los desaparecidos, identificarlos y notificar a sus familias”, afirmó.
Algunos residentes de Kerrville han declarado a medios internacionales que recibieron alertas de lluvias, pero no se les pidió abandonar sus hogares ni tomar medidas de evacuación.
Expertos como el jefe meteorólogo de AccuWeather advirtieron que se subestimaron las precipitaciones y que “pudo haberse actuado con mayor contundencia para evitar esta tragedia”, según recogió el Texas Tribune.
Entre la noche del 3 y la madrugada del 4 de julio, se registraron entre 12.7 y 27.9 centímetros de lluvia en zonas de Kerr, Bandera, Kendall y Tom Green. Las labores de búsqueda continúan, mientras aumentan las exigencias de rendición de cuentas a las autoridades locales y a los responsables de los campamentos afectados.
