
La paciencia de los ciudadanos de Piedras Negras llegó al límite. Cientos de usuarios han manifestado su indignación ante la ineficiencia del SIMAS, cuyos recibos reflejan cobros excesivos sin justificación alguna, mientras los reportes de fugas, drenajes colapsados y calles destruidas continúan ignorados por completo.
Detrás de esta grave situación se encuentra una gerencia incapaz y desbordada, encabezada por Lorenzo Menera, quien ha demostrado no tener el mínimo control operativo ni conocimiento técnico para responder a las necesidades más básicas de la ciudad. Lo que antes era un servicio deficiente, hoy se ha convertido en un desastre administrativo que golpea directo al bolsillo y a la dignidad de los ciudadanos.
Y si la gestión de Lorenzo Menera no fuera ya motivo suficiente de preocupación, su hermano Masías Menera se ha encargado de entorpecer aún más la imagen institucional del SIMAS. A pesar de no formar parte del organismo, interviene activamente en redes sociales, respondiendo a los comentarios ciudadanos con prepotencia, sarcasmo y una total falta de sensibilidad. En varios casos, incluso ha incurrido en enfrentamientos directos con usuarios, burlándose de sus inconformidades, como si el enojo legítimo de la población fuera motivo de burla.
La molestia no es casual. Colonias como San Carlos, Misiones, Valle de las Flores, Las Fuentes y Periodistas se han convertido en puntos críticos donde los problemas son constantes: drenajes reventados, fugas que duran días sin atender, hundimientos en vialidades por trabajos mal realizados y, como si fuera poco, recibos con incrementos alarmantes que no se corresponden con el consumo real.
La problemática ya no radica en la falta de personal, sino en la nula capacidad de Lorenzo Menera para formar un equipo competente. Ha llenado la estructura del SIMAS con personas sin estudios ni preparación, muchos de ellos provenientes de su círculo más cercano, lo que ha profundizado la crisis de atención, reacción y mantenimiento.
La ciudadanía lo ha dejado claro en redes sociales: el servicio es pésimo, el trato es nulo y la respuesta es inexistente. ¿De qué sirve tener instalaciones nuevas o aplicaciones móviles si la gente sigue sin agua, con fugas frente a su casa y con calles intransitables por trabajos mal hechos?
Es inaceptable que una dependencia tan vital para la vida cotidiana de los nigropetenses esté secuestrada por la ineficiencia de un funcionario rebasado y la intromisión de un hermano sin cargo alguno pero con demasiada opinión. La gente no pide favores, exige lo que le corresponde: agua, respuesta y respeto.
Es momento de que las autoridades municipales y estatales tomen cartas en el asunto. SIMAS no puede seguir siendo el botín de unos cuantos mientras la ciudadanía paga las consecuencias. Lorenzo Menera debe rendir cuentas, y su hermano dejar de intervenir en asuntos que no le competen. Porque la dignidad y el hartazgo de los ciudadanos ya rebasaron cualquier excusa.