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Adoctrinamiento juvenil en PN: el proyecto político de Jacobo entra a las aulas

Kevin Liñán | Piedras Negras, Coah.– Lo que debería ser un espacio exclusivo para la formación académica, la reflexión y la libertad de pensamiento, se ha convertido en un terreno fértil para la propaganda política. Directores y docentes de escuelas de nivel secundaria y preparatoria en Piedras Negras han permitido, de manera preocupante, que el alcalde Jacobo Rodríguez utilice los planteles educativos como plataforma para su discurso ideológico y personalista.

Los recientes eventos realizados en el teatro “Pepe Maldonado” son un claro ejemplo de esta manipulación institucional. Bajo el pretexto de encuentros educativos o programas juveniles, Rodríguez ha transformado actividades escolares en espacios de adoctrinamiento, en los que combina mensajes religiosos, promesas asistenciales y un llamado directo a la participación política futura. Testimonios de estudiantes del CBTis y de otras instituciones confirman que el edil, en más de una ocasión, ha hecho alusiones a la “misión divina” que —según sus palabras— lo impulsa a ayudar a las escuelas, mientras siembra la idea de que los jóvenes, en dos años, deberán “votar por el proyecto correcto”.

El uso de un discurso con tintes mesiánicos y referencias religiosas dentro de espacios educativos públicos no solo vulnera el carácter laico del Estado mexicano, sino que representa un grave retroceso democrático. La educación, concebida para formar ciudadanos libres y críticos, se convierte en un instrumento político cuando se permite que figuras de poder invadan las aulas con fines electorales.

Más preocupante aún es la pasividad —o complicidad— de los directivos escolares, quienes, por omisión o conveniencia, avalan que las escuelas sean utilizadas como foros de manipulación ideológica. Resulta alarmante que mientras el país enfrenta una crisis económica derivada de políticas federales erráticas, cierres de empresas emblemáticas como MICARE y AHMSA, y la incertidumbre laboral en plantas como Fujikura o Rassini, desde los espacios educativos se impulse una narrativa oficialista que intenta maquillar la realidad.

El adoctrinamiento político en las escuelas no es un fenómeno menor: erosiona la independencia del pensamiento juvenil, corrompe la función pública educativa y distorsiona el sentido mismo de la democracia. En lugar de incentivar la crítica y el análisis, se promueve la obediencia ciega a un líder que se presenta como redentor de los problemas locales.

Si el futuro de Piedras Negras recae en la juventud, el uso de los jóvenes como herramienta política es, sin duda, la forma más peligrosa de hipotecar ese futuro. La educación pública no puede ni debe ser el terreno donde el poder político busque perpetuarse; hacerlo es traicionar el derecho de los estudiantes a pensar por sí mismos y el deber de las instituciones a protegerlos de la manipulación ideológica.

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