Por: Kevin Liñan | Piedras Negras, Coahuila.– A casi nueve meses de su administración, el alcalde Jacobo Rodríguez atraviesa una de sus etapas más débiles, marcada por la falta de resultados y el creciente descontento ciudadano. Con una ciudad que enfrenta problemas de agua, baches y ausencia de obras relevantes, Rodríguez optó por acudir a Palacio Rosa en Saltillo para suplicar al gobernador Manolo Jiménez orientación y respaldo político.
En su ya desgastada conferencia matutina, convertida en un escaparate de quejas y pretextos, el edil anunció que buscaría dialogar con el gobernador sobre la planta tratadora y el Impuesto Sobre Nóminas. Sin embargo, más que gestiones claras, sus declaraciones evidenciaron un deseo de acceder a recursos estatales que difícilmente se le entregarán, dada la desconfianza que genera una administración sin rumbo ni proyectos concretos.
El panorama es desolador: de los más de los millones de pesos presupuestados, más los ingresos de SIMAS, no se ha materializado una sola obra de impacto. Apenas inició la construcción de un asilo con costo de 30 millones de pesos, asignado a familiares, que beneficiará a poco más de dos decenas de adultos mayores. Otra obra menor de 6 millones completa la lista de proyectos, mientras el resto se ha diluido en “parches” improvisados y gasto sin resultados visibles.
La realidad es que Rodríguez ha despilfarrado más de 700 millones de pesos en una ciudad que luce apagada, deteriorada y con servicios en crisis. Su viaje a Saltillo refleja desesperación y falta de capacidad para gobernar, pues ni él ni su equipo, al que frecuentemente desacredita, cuentan con la preparación para administrar los recursos públicos ni para ofrecer soluciones reales a Piedras Negras.
